ROSTROS DE LA POESÍA ESPAÑOLA/PERFECTO HERRERA RAMOS/ LA CASA QUE SOY
1.-
MULTITUD
Construimos soledades como pájaros.
Todo el clamor del mar se silencia, se calla.
En las playas doradas guardamos a los niños
de Alicia y Peter Pan,
las flautas y ocarinas con que un día fluiremos
hasta el mar de los cuentos.
El silencio se oculta entre las multitudes.
Tráfico. Arquetipos. Ruido.
Madrugadas inciertas.
Astros por revelar bajo la lluvia.
Lluvia sin fin rompiendo los cristales.
Espuma. Niebla. Luz
Todo se me disipa por lugares
que no conozco,
por olvidos colgados de los frisos,
por rejas de dudosa claridad.
Y aquí raras acuarelas,
sueños deformes como sandalias torturadas,
de nuevo, muerto al borde del quebranto,
llorando ante el absurdo de una armónica,
de un arcoíris negro, de los signos de otoño,
de la ciudad que muestra su triste desnudez.
Me cubro de la lluvia, de los peces del aire,
de la húmeda madera y la polilla,
del gas abandonado en la inquietud.
Habito el atardecer oscuro de los kioscos:
a veces sin pupilas ni saliva,
a veces sobre el agua sucia de las palabras,
desnudo, incierto como una silla insalvable,
vacío hasta el lamento del aliento,
tembloroso y sombrío.
Entre la multitud nos disolvemos,
huimos lejos del pájaro que vegeta en nosotros,
dejamos de entender el nombre de las calles,
(Días sin pájaros/ Inédito)
2.-
Sábana Santa
Escribo desde la Sábana Santa,
- fuera, Turín y los cercanos Alpes -
desde el cercado rostro por la muerte,
desde su testimonio,
desde la herida sepia de la historia,
desde el dolor profundo de lo anegado,
lo irresuelto, lo ávido, lo secreto.
Y oigo gemir óseos cimientos de piedra
entre la hebras del ajado lino
mas allá de estas tierras y estos ríos,
por otros continentes, quizás,
por océanos de llanto y llanto,
temperado en profundas caracolas.
Escribo desde la figura adivinada
del Ecce homo
que vislumbrara desde esta ciudad
aquel que proclamó
que “Dios ha muerto”,
acaso, sin adivinar
que seguiría perviviendo en las palabras.
Escribo desde la sagrada tela,
capa traslúcida del bulbo dorado
que es la historia,
para no olvidar
los quebrantados cuerpos,
que, inocentes e ignorados,
yacieran, siglo tras siglo, y yacen,
aún hoy en la presente hora,
por este cruel planeta
sin sudario envolvente que les cubra.
Escribo desde la emoción de ver
que todo se repite interminablemente
per secula seculorum.
(Poemas / por el Instituto de Estudios Almerienses)
3.-
GOZAR DE LAS PRIMERAS LUCES
Gozar de las primeras luces
siempre será un hallazgo.
Contemplar la ascensión de los continuos
cambios lumínicos, despierta
el asombro del que busca en cada destello
un matiz diferente de la belleza idílica
que sólo la naturaleza es capaz de proporcionar.
Ese combate entre las sombras que se resisten
y las luces triunfantes que se imponen,
configura ese afán sensitivo por ver
con mayor claridad el oculto sentido
del universo.
Desde el resplandor primo,
que inicia el canto de las aves,
al total paroxismo de los rumores innúmeros,
la luz va traspasando, transversal,
las formas minerales y vegetales, todas
en un cambiante juego de encaje y filigrana.
Separando lo inerte de lo inédito, es
el silencio que irrumpe recreando
el prístino sentido de la creación,
la contemplación del presente,
transustanciado,
en algo nuevo y único.
El enigmático secreto de las palabras
se manifiesta así cual la transmutación
de lo inane en lo anímico,
fundiendo los conceptos con la gratuidad
de los mismos sentidos.
Es de todo comienzo la imagen más certera.
La vida se abre como la dehiscencia
de una flor tenebrosa que, extraordinaria y extraña,
reescribe nueva página
en el espíritu, alimento único
de los que amamos la belleza con mayúsculas.
Ahora es que se produce el renacer
del impulso vital cercano a lo sagrado
de la existencia.
(Los esteros de las mareas/ Editorial Olélibros)
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