ROSTROS DE LA POESÍA ECUATORIANA/GABRIELA CABRERA MARÍN/LA CASA QUE SOY

 


1.-

Rasgadura


La escarcha se suspende en el aire, 

en forma de polvo abraza los patines, 

los blancos zapatos abandonan el ritmo, 

el hielo se refugia en el alma.  


Las risas se congelan.

Una mano despiadada ha tomado una vida. 

La bata blanca se viste con sueños suspendidos, 

la palabra justicia se dibuja y desdibuja.

 los gritos del recreo se pierden… 

son de ayer. 


Cerca de donde nace la voz han cortado su risa. 

En periódicos,  han ensamblado su existencia, 

data la historia que otro ángel fue arrancado. 


Entre gritos y reclamos, se cuestiona un proceder. 


En la fría sala dejan una figura descansar

¿habrá descanso cuando aún se quería soñar?

Con un bisturí se comienza a cortar,

la piel se abre para narrar el final; 

un corazón detenido llora sin palpitar

Sus cuerdas arrancadas —cuestionan al que lee —

¿Cómo podrá cantar? 

Su cuerpo habla,  todo es normal

Su rodilla raspada fue por jugar con mamá. 


Sin otra explicación firma el lapicero,

—Se escapó su alma al rasgar su voz —

La niña de ocho años,  es popular

En las redes se clama justicia

Pero… ella ya no está.

En su cuarto la escarcha son suspiros que matan 

Los patines ya no bailan.

Ya no puede regresar. 



2.-

Suspiros


La tierra está sedienta. 

      Abril se instaura.

                                                                                         Muevo la cabeza.  

                                                                                          Escapo. 

He venido a visitarte. Estoy frente a esta ventana que solo me permite leer tu nombre. 

Te siento.                 

                 Te lloro.  

                                   Te espero 

Cae la tarde. Se expande un olor a humedad que rompe los huesos. 

 El campo santo está invadido de quejas, suplicas, amenazas, rencores, preguntas 

 ¿Qué de santo puede tener? 

         No hay santidad. 

                                                                                          La calma no puede entrar.  

Suspiro.  

                     La lluvia cae. 

La humedad de los ojos nubla lo real.  


 Lo infinito se traduce en soledad.   


                                                                      3.-                 

El capullo perdido


El capullo expiró cuando apenas se abría, 

una mano despiadada le quitó su destino. 

Aplastó su tallo, dejándolo caído. 


Aquel capullo que anunciaba primavera,

dejó otoño 


Malditas estaciones.

 Maldito viento de abril. 

Ahogaron al capullo,

él, 

aceptó su destino. 


En la inmensidad oscura permanece 

persiste en silencio su frágil figura,

voló al infinito su tierno aroma 

se abrieron sus alas y llegó al creador; 

al supuesto que todo lo sabe y maneja.  


En otoño quedó atrapada su tierra gestora,

espera la mirada del capullo naciente. 


Imagina que pronto abrirá sus pétalos,

traerá la dicha camuflada en zumbidos 

Con zumbidos espantará la desdichada lluvia y 

las gotitas de amargura que derrama su gestora…


4.-

¡No pasará!


¡No volverá! ¡no podrá abrirse!... ni mirar 

Desgraciada mano divida que olvido a la gestora 

Estéril, en tierra espera su deceso, 

el fecundo el otoño vive en ella 


Ella: respira se moja y respira- se moja respira y suspira


Solo suspira… 


Implora que la deje el otoño y sea removida 

Y sea arrancada para volar hacia el capullo. 


5.-

Lago suspendido


En el río helado ha quedado suspendido,

la naturaleza cobia al inerte invitado. 

Hay búsqueda prolongada por días y semanas. 

Se busca dice el letrero que leer no podrá.

Una mano de látex deposita una bolsa negra 

Adentro,

Unos ojos cerrados han extraviado su alma.

El camino se acaba y la mano toca el agua

el agua congela su ritmo,  recibe al invitado  

brama por dentro el rio,

el agua lo besa al muchacho buscando un suspiro. 


Los suspiros se enajenan, 

cantan las aves a ritmo mortuorio, 

delatan en su trino la penumbra del muchacho. 

Las algas abrazan el cuerpo consolando el alma. 


El cielo comienza a demeritarse,

el alma atrapada recuerda los sueños. 

Sin embargo, 

sus ojos color miel son blanco perpetuo.


Del cobio helado jamás podrá salir, 

la mano acabó con todo. 

La belleza del paisaje ha sido violentada, 

las espinas lloran, los ruiseñores se suicidan 

El joven espera

La naturaleza se agrieta. 

Otro sueño arrancado sin razón. 


6.-

Ámbar 


Soy un pedazo de cielo, 

un cielo de colores.  

Con mis ojitos abiertos

son un arcoíris.

Cuando voy al campo,  

las mariposas son sueños de colores 

se posan en mi manito y parecen sonreír. 


La magia se guarda en los rincones. 

Yo me guardo en un rincón 

y los veo sonreír. 


Soy un pedacito de mar,

cuando lloro enojada soy tempestad. 

y

Se deshacen mis colores 

el mar salado de mis ojos 

dibuja un triste ruiseñor.


Pero luego todo se conecta 

Y soy felicidad. 


***



Share:

0 comentarios