ROSTROS DE LA POESÍA ECUATORIANA/ BYRON CARRIÓN/ LA CASA QUE SOY


1.-

Figuras casi-geométricas    


Antes de empezar los días,

con el carbón de las penas

me dibujo la cruz en la frente,

con lo que queda, una rayuela

uso mi corazón como una ficha,

lo lanzo dentro del rectángulo,

salto como un grillo inseguro

me faltan las agallas del sapo,

evito caer en las líneas borrosas,

las ramas y pétalos del arupo,

son barcos sin espejos de proa,

son plumas cayendo al fango,

la corriente ofrece el futuro,

llegar al final es una travesía,

de vez en cuando perder turnos,

regresar a salvo es la consigna,

el juego se juega en cada paso,

pretendemos estar preparados,

aunque la tiza se desgasta,

el filo de una piedra – ladrillo,

pinta los horizontes del alba,

traza vía lácteas imaginarias,

las campanas de las iglesias,

los sueños absurdos y sintéticos,

dan fe de que el tiempo se escapa, 

de las lágrimas y las sonrisas.


2.-

Polvo de tu esgrima


cómo decirle no a tu tigrillo

a tu cincel

cómo decirle no a tu canción

a tu poema

a tu lectura

al aroma de tus palabras

cómo decirle no a tu persiana

a tu sosiego

al laser de tus ojos

al sillón y tu closet

cómo decirles no a tus pestañas

a tus bombones escondidos

a tus constelaciones lunares

a tus balcones

a tus haikus improvisados

a tus caricias 

y entre los dedos

las páginas

el autor

el bolero

las flores

al combate

la espada sin filo

como negarme al acecho del poema

al intento de rozarnos

el alma. 


3.-

Caja de tic tac con dientes del ratón


He sido afortunado por estar con quienes me rodean, soy bendecido.

Nadie me rechazó porque nadie se resiste al peligro del desamparado. 

Ninguna editorial me ha refutado, porque ni siquiera me han leído, soy irrelevante.

Nunca me golpee con la piedra en los dientes salvo ser exacto en los desastres 

He escrito obras tardíamente arcaicas y clásicamente contemporáneas.

Ninguno me dejó plantado más de dos veces con la misma excusa espontánea. 

De ningún modo me abandonaron por el acto de fe después de haber soltado el corcel.

Palabras del jamás:

“Si hoy fuera anteayer”


***



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1 comentarios

  1. Leerlo a Carrión, es sentirse en el inexorable tiempo de aquel, que fue.

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