CARMEN ROJAS LARRAZÁBAL/ VENEZUELA/ EDICIÓN BILINGÜE ESPAÑOL - INGLÉS/ POR: DON CELLINI/ESTADOS UNIDOS/ LA CASA QUE SOY

 


1.-

Los pájaros que se quedan

Los que pretendemos saber si se termina el viaje y medimos el traje por la profundidad de la tierra.

Los que medimos el valor de la vida

en dentelladas sobre la carne de lo posible y cubrimos las cicatrices para no dejar caer la máscara del día.

Los que tocan a las puertas de salida

después de la medianoche cuando todos duermen y no hay probabilidad de que alguien abra.

Los que se quedan a despedir

sus heridas abiertas e invisibles.


Los que inventan sus alas

sin haber emigrado al horizonte.


Somos los pájaros que se quedan

con el dolor de no conocer aún

la luz.



*
The birds that stay


Those of us who pretend to know if the journey is over and measure the outfit by the depth of the earth.

We who measure the value of life
of what is possible in bites on the flesh
and we cover the scars not to drop the mask of the day.

Those who knock on the exit doors
after midnight when everyone is asleep and there is no chance that someone will open the door.

Those who stay to say goodbye
their open and invisible wounds.

Those who invent their wings
without having migrated to the horizon.

We are the birds that stay
with the pain of not yet knowing
the light.


2.-

La última sed de la tarde

“Quien dice que se nos murió todo Cuando se nos quebraron los ojos”
Paul Celan

La desgarradura de estos vidrios enmudece la alegría, desangra la fe en medio de las grietas, persigue sus estruendos, sus heridas. 

Hemos aprendido a sobrevivir el fin de la esperanza en pupilas anónimas, a respirar el aire dentro de los espejos y a dormir sumergidos al fondo de la oquedad, fingiendo junto al fuego la última sed de la tarde. No murieron los recuerdos inhumados bajo párpados de alabastro.

Han quebrado también, querido Paul Celan, la oscuridad de sus nombres y como serie inalterable, habitan la memoria del prófugo, embistiendo con incisivos ojos, el pulso inédito de la luz

*

The last thirst of the afternoon

Who says that everything died to us 
  When our eyes were broken
Paul Celan

The shattering of these glasses mutes the joy, bleeds the faith in the middle of the cracks, pursues its clangs, its wounds. We have learned to survive the end of hope in anonymous pupils, 
to breathe the air inside the mirrors and to sleep submerged at the bottom of the hollowness, feigning
by the fire the last thirst of the afternoon. 

The memories buried under alabaster eyelids have not died.

They have also broken, dear Paul Celan, the darkness of their names and as an unalterable series, they inhabit  the memory of the fugitive, attacking with incisive eyes, the unpublished pulse of the light.


3.-

La calle que me busca


Bebo la noche como licor
para deshabitar el humo de los muertos del verano, pero la calle que me busca
siempre llega al frío de mis huesos.

Bajo el agua, respiro las palabras lanzadas antes de repetir el gesto de estos espectros
Pero la calle que me busca
siempre llega al frío de mis huesos.
Las gaviotas del Pacífico, desubicadas por los dioses ajenos al río, clavan sus picos contra la aldaba de la nostalgia.

Desde abajo las veo entrar y salir
perforando mis ojos para dejarme ver más allá de esta tinta sin resurrección
que pinta los últimos garabatos
sobre mi nombre.

Dentro del agua sostengo un metal rojizo que me cruza los recuerdos
Pero la calle que me busca
siempre llega al frío de mis huesos.
He comprobado que debajo de estas aguas
es más fácil llegar
a todas partes.


*

The Street that Looks for Me


I drink the night like liquor
to uninhabit the smoke of the dead of summer, but the street that looks for me always reaches the cold of my bones.

Under the water, I breathe the words thrown out before repeating the gesture of these specters.
But the street that seeks me
always reaches the cold of my bones.

The seagulls from the Pacific,
misplaced by the alien gods of the river,
nail their beaks against the door knocker of nostalgia.

From below I watch them come and go
piercing my eyes to let me see beyond 
this ink without resurrection
that paints the last scrawl
over my name.

Inside the water I hold a reddish metal
that crosses my memories But the street that searches for me always reaches the cold of my bones.
I have found that under these waters
it's easier to get
everywhere.


4.-

Talismán de la memoria


“No es que morir nos duela tanto.
Es vivir lo que más nos duele.”
Emily Dickinson

Lejos de las campanas de la parroquial,
el sol detiene la altura de sus redobles
en candente equilibrio con el mediodía.

Sigo inventando la noche en medio de otra ciudad que no conoce estos espejos, recortando de un soplo las miradas sin tocar mi nombre.
La casa desdobla la obsesión del árbol
en el patio de infancia, hace posible la resurrección de sus ramas sobre rostros conocidos.
Pero tu nombre despierta
entre palabras idas de mí
a pesar de los muertos
que claman por su sombra
desde otra eternidad.
Anuncian los espacios
que adoptan la forma de lo impredecible.

Anuncian el diálogo de los estruendos
que sostienen el tránsito de las cosas que te recuerdan.
Un ojo de polvo me había borrado
a la salida del pueblo
y no queda en mí ni una sombra
para llevar como talismán de la memoria.
Alguien me había llamado a las ausencias
y mi madre no alcanzó a retenerme
con las últimas voces del desamparo.



*

Talisman of memory

'Tis not that Dying hurts us so —
'Tis Living — hurts us more —
Emily Dickenson

Far from the bells of the parish church,
the sun stops the height of its tolls
in hot equilibrium with the noon.

I keep inventing the night in the middle of another city
that does not know these mirrors,
cutting with a breath the glances
without touching my name.
The house unfolds the obsession with the tree in the childhood courtyard,
makes possible the resurrection of its branches on familiar faces.
But your name awakens
within words gone from me
despite the dead
who cry out for your shadow
from another eternity.
They announce the spaces
that take the form of the unpredictable.
They announce the dialogue of the rumblings that sustain the transit
of the things that remember you.
An eye of dust had erased me
at the outskirts of the village
and not even a shadow remains in me
to carry as a talisman of memory.
Someone had called me to the absences
and my mother did not manage to hold me back
with the last voices of helplessness.


5.-


Haiku

Arde una voz:
maderas del silencio
En mis cenizas.
Después del fuego,
La posibilidad
De otros abismos.
Entre la niebla
la luz es solo el hábito
de recordarte.
¿Dirías entonces,
País de ojos cerrados,
Que ya no sueñas?
Todo está igual,
La higuera de la noche
Cuenta sus pájaros.
Casi en la luz
todo aquello sin nombre
Vuelve a su sombra.


*
Haiku

A voice burns:
woods of silence
in my ashes.
After the fire,
the possibility
of other abysses.
In the fog
the light is only the habit
of remembering you.
Would you say then,
country of closed eyes,
that you no longer dream?
Everything is the same,
the fig tree at night
counts its birds.
Almost daylight
everything without a name
returns to its shadow.


***





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