FRANCISCO MARTÍNEZ NAVARRO/ESPAÑA/EDICIÓN BILINGÜE ESPAÑOL - INGLÉS/POR: DON CELLINI/ESTADOS UNIDOS/LA CASA QUE SOY
1.-
GOLONDRINAS INEVITABLES
Volverán las golondrinas con su pecho blanco y sus alas negras:
como todas las golondrinas.
No hay otras. Son visitas silentes, inevitables.
Sus nidos incompletos, desbrozados, ocultan
las glorias de las intenciones y las ramitas
tan amorosamente ensambladas con el barro de un suelo dorado y traidor.
No pueden discernir.
A veces, un despiste, una lección: picotean
en bostas, vuelan entre halcones, piden paz
a quien clama piares de guerra o busca presas de sangre, pasión y alma.
Golondrinear no es ser persona, ni novio, ni amante, ni cautiva de una cárcel de celos, de unos hijos, de un dúplex uvepeó con vistas a un futuro sin brillo.
Una golondrina es un suceso, a veces
revestido de esa carme mortal que no deja
de soñar mundos inmortales.
Pero no siempre.
Pronto volverán las oscuras golondrinas
a mi terraza a defecar.
Esta que llevo tan dentro de mí ya vuela otra vez, estúpida, ligera, tan absurda y simple como voló aquel día en que el sol atrapó a la madre Tierra.
Yo la encierro, tú la encierras, ellos la encierran, aunque nadie sabe guardar, seguro, el candado, ni puede vislumbrar el límite inevitable de una primavera intermitente, de un retorno eterno, delineado, previo.
Y golondrino.
*
INEVITABLE SWALLOWS
The swallows will return with their white breast
and their black wings:
Like all swallows.
There are no others. They are silent, inevitable visitors.
Their incomplete nests, cleared, conceal
the glories of the intentions and the twigs
so lovingly assembled with the mud
of a golden and treacherous soil.
They cannot discern.
Sometimes, an absent-mindedness, a lesson: they peck
in the branches, they fly among hawks, they ask for peace
from those who clamor for war or search for prey of blood, passion and soul.
To be a swallow is not
to be a person, or a sweetheart, or a lover, or a captive
of a prison of jealousy, of some children, of an overlooked
duplex, with views of a dull future.
A swallow is an event, at times
coated with that mortal flesh that never stops
dreaming of immortal worlds.
But not always.
Soon the dark swallows will return
to my terrace to defecate.
The one that I carry
deep inside me is already flying again, stupid,
light, as absurd and as simple as it flew
that day when the sun trapped mother earth.
I lock it up, you lock it up, they lock it up,
though no one knows how to keep the lock securely,
nor glimpse the inevitable limit
of an intermittent spring, of an eternal, delineated, prior
eternal, delineated, previous.
And swallow.
2.-
ELLA Y EL RING
Yo la amo.
Pero ella ama al Señor Oscuro.
El Señor Oscuro le canta canciones tristes
en solitarias noches sin cena:
es su brújula.
He retado al Señor Oscuro.
Lo he retado a boxear
en este mismo cuadrilátero en que agonizo.
A ella le ha gustado.
Es mi espectadora y su masajista.
Para que haya igualdad de fuerzas,
le he pedido a Topuria y Macgrégor
que peleen a mi lado contra él,
contra el mismísimo Señor Oscuro.
Esto la ha disgustado.
A mitad del primer asalto,
Macgrégor ha caído noqueado, el pobre.
Claro: a sus años…
A Topuria, el Señor Oscuro
le ha roto la nariz y una costilla.
Quedaba yo. Me había resguardado tras ellos.
He mirado absorto y entregado al Señor Oscuro
desplegando sus largos brazos, sus enormes puños,
ante mi pequeñez.
Dignidad es un vacío elegante.
Desde la esquina, ella se aferraba a las cuerdas
como si quisiera cortarlas
con sus manos crispadas.
¡Qué espectáculo! Disfrutaba tanto…
Solo un gancho ha bastado para que mi frente bese la lona,
tras dos puñetazos que me han cerrado un ojo.
Ella gritaba eufórica por el éxito de su héroe.
La victoria promete más, mucho más:
más veneno en la lengua,
menos alegría por respirar,
más guerra, más alaridos, menos bailes,
menos canciones, más santos confictos.
Ella ha abrazado al vencedor
llorando de placer.
Desde el suelo, yo entreveo el rostro que amé.
Creo que una de sus lágrimas
es por mí.
Pero solo una.
*
She and the Ring
I love her.
But she loves the Dark Lord.
The Dark Lord sings sad songs to her
on lonely nights without supper:
he is her compass.
I have challenged the Dark Lord.
I have challenged him to a boxing match
in this very ring in which I agonize.
She liked it.
She is my spectator and his masseuse.
So that there may be equal strength,
I have asked Topuria and MacGregor
to fight by my side against him,
against the Dark Lord himself.
This has displeased her.
Halfway through the first round,
MacGregor is knocked out, the poor guy.
Of course: at his age...
The Dark Lord has broken
Topuria’s nose and a rib.
That left me. I had taken shelter behind them.
I gazed absorbed and surrendered to the Dark Lord
unfolding his long arms, his huge fists,
before my smallness.
Dignity is an elegant emptiness.
From the corner, she was clinging to the ropes
as if she wanted to cut them
with her twitching hands.
What a spectacle! She enjoyed it so much...
Just one hook was enough for my forehead to kiss the canvas,
after two punches that closed one of my eyes.
She shouted euphorically for the success of her hero.
The victory promises more, much more:
more venom on the tongue,
less joy to breathe,
more war, more shouting, less dancing,
less singing, more holy conflicts.
She has embraced the victor
weeping with pleasure.
From the ground, I glimpse the face I loved.
I think one of her tears
is for me.
But only one.
3.-
PADRE HORIZONTE
Hincas la sombrilla entre dos piedras. Organizas neveras, manguitos, hinchables, sillas, toallas:
como la corte regia de un ajedrez de arena.
“¡Resaca, no pierdas pie!”;
“¡La crema, o te quemas!”
Asuntos de mayores, fanta, salchichón, pan.
Mis diez dedos convocan un futuro de agua.
Tardo más de cuarenta años en levantar,
airoso, el molde plástico de este castillo,
-almenas poco enhiestas pero en torres valientes-, que, ahora, es la dudosa obra de mi vida, a merced de otras pisadas, de otras olas.
El sabor del cacahuete se transmutó en neurona, y ahora el tiempo no ordena mi memoria al volver a estas playas de setas coloreadas, como aquella en la que tú, papá, feliz y fuerte, ponías tus duros hombros en mis breves pies para que el mundo y sus aguas fueran un juguete a mi alcance,
un símil gallardo del destino,
el gesto firme y seguro que aún ejecuto
en días grises y vacíos, en valles hondos,
para no olvidar que tú, padre, me enseñaste
el horizonte que aún persigo y me reclama.
(Del libro inédito Ángulos vivos).
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