JUSTINE TEMEYISSA PATALÉ/LÁGRIMAS AMARGAS/ LA CASA QUE SOY

 

Por: Amanda Reverón

 

La voz de Justine Temeyissa Patalé, se alza a través de Lágrimas amargas, una edición trilingüe: francés, español e inglés. Estamos ante una obra concebida desde la autoreafirmación y celebración propia del hecho de ser mujer. Con toda la carga histórica propia, social y ancestral de la que es posible la voz de la poeta.

 En esta obra no se pretende abarcar la poética de lo femenino, como un mero hecho anecdótico muchas veces banalizado. Este es un poemario realizado con el ímpetu de la fuerza femenina arraigada desde un -Yo Colectivo -. Justine contrasta el compromiso con la palabra y el acto de romper el silencio de las mujeres a través de los siglos. Este poemario es un ejercicio reivindicativo de libertad en el más amplio y profundo sentido.

“...Soy mujer poeta

Incluso la puntuación 

es metáfora 

Termino mis frases

con la mayúsculA.”

 Este es un libro hermoso, no sólo en su forma y contenido. La hechura de cada palabra confluye con lo cotidiano: las manos trabajadoras de una mujer - ella, nosotras, todas. Delineadas en este poemario en palabras claves como “sororidad” término de compañerismo, solidaridad entre nuestro género. Valorizarse, motivarse y reconocerse, es el tono abordado para que los lectores hagan un viaje por el amor de madre, de pareja, las angustias, los recuerdos, la añoranza; pero no desde una visión egocentrista o de lamento, sino desde el empoderamiento del día a día, en la fuerza con la que se asume la propia vida y las circunstancias, en medio de una sociedad aún machista (muchas veces velada, disfrazada). 

" Soy una habitación

Con diversos rincones 

oscuros y luminosos

espacios contradictorios

a veces enemigos..."

Esta habitación a veces gris, a veces primaveral; es un autorretrato de vivencias, expuestas, compartidas. Historias de lucha y sobrevivencia, de esperanza, y dónde la poesía se asume como una herramienta no sólo catalizadora de emociones; sino como una herramienta poderosísima como lo es La Palabra. Para hacernos oír, compartirla, reflexionarla, batallarla, empoderarla, asimilarla, acariciarla; como lo ha hecho su autora en esta propuesta de lágrimas, de caminos angustiosos y aún así: La esperanza. 

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