POR: PATRICIA ELENA NOVOA/VENEZUELA/LAS IMÁGENES DE LA AUSENTE/WAFI SALIH/ VENEZUELA/ LA CASA QUE SOY
Las imágenes de la ausente, es un título que abarca nueve ensayos densos y exhaustivos, quizá -si se me permite-hasta eruditos, escritos por la poeta Wafi Salih, en torno a ese tema femenino en el orden de lo indecible, por lo cual la pretensión de agregar, sustentar o comentar esta obra es de por sí parte del fracaso inherente a ello.
Imagino esta lectura, prolongada en reflexiones y tiempo de impresiones, como una figura geométrica esférica cuyo principio y fin es también un simulacro arquitectónico de lo vital, o incluso un comienzo, desarrollo y desenlace cronológico de una trama novelada clásica femenina, sobre todo occidental.
Estas mínimas impresiones solamente aspiran agradecer y abandonar, por ahora, estas lecturas, en un respiro des-esperanzado de un movimiento, solitario y acompañado, en un posible presente cíclico.
EL ESPACIO DE LA DESIGUALDAD
Mi lectura contradictoria. Este ensayo me inspira el silencio del respeto a la pericia y manejo del saber, la experiencia en tanto conocimiento y el conocimiento en tanto experiencia; aunque: acaso ¿no es excluyente el arduo deseo de poder (astronauta, militar; y/o masculino-masculinizado) que ejerce muchas veces represión en el silencio de la esfera íntima desde la pública y política?
Allí es que hace falta, la falta, de la poesía incluso en versos. (aquí hago el inciso de una anécdota con este libro. Desde que lo compré en Librerías del Sur, creí que estaba lleno de poesía. No es que estos ensayos no sean poesía en prosa, pero habría jurado que se trataba de esas caídas de letras y amor en cascadas.)
LA VOZ COMO RECURSO
Este texto ofrece, en la posibilidad de la igualdad mas no de lo idéntico, un encuentro con la libertad sensible (mas no de libertad frígida a lo Theodor Adorno) más allá de roles y arquetipos de oposiciones género-sexo, pero aún así prescritos estos valores en una determinada cartografía cultural.
LOS SIGNOS DE LA EXCLUSIÓN
Recomponer los elementos que componen la exclusión del discurso histórico para la "hembra" o mujer, es necesario en tanto la historia del discurso y retórica metafísica-científica no puede descomponerse sin perder su sentido (Jacques Derrida, Fuerza de Ley), es así como este simulacro , en el cual ella tiene el derecho de participar, es fundamental tanto en el ámbito, área, de las ideas como de la acción (polis, ágora).
LOS MÁRGENES DEL PODER
Pareciese que la mutilación social a la cual se refiere T. Adorno se refleja en la articulación, también de este texto, para referirse a la distinción entre lo femenino y lo masculino (la hembra, el varón, la mujer, el hombre, la hembra, el macho); no en vano la mutilación gramática académica actual redirigida hacia una tal "x" generalizada, por tanto es posible, aún hoy día y para siempre en castellano, encontrarnos en un laberinto entre el lenguaje y la arquitectura u orden social.
LOS MÁRGENES DEL HACER
Aquí, en este texto, la esfera de la mujer es el mismo laberinto aunque circular en donde su tarea (de mujer) es redundar en lo que la nombra y titula: "inmolarse por una causa abiertamente ausente [en su misma] imagen de Las imágenes de la ausente"; es el mismo círculo de tejido y destejido asignado a Penélope en la justicia mítica y a Eva (y sus hijas) en la justicia bíblica.
LA ILUSIÓN DE SER UNO
(...) "desea y busca en las razones del amor, las razones de su mente cuando la eternidad de lo amado se hace límite" (p. 62)
Percibo una contradicción en ese párrafo y esta afirmación: (...)"el deseo es una instancia de obligación para el amor, aunque el amor no sea una instancia de obligación del deseo", por la misma relación tensional de tres elementos: deseo, finitud y amor. (p. 65)
Si el amor no es una instancia obligatoria del deseo, entonces la finitud es el deseo y no el amor, lo cual sería la razón. La razón es el amor: el amor es la razón.
LA ILUSIÓN DE SER UNO
Es relevante la prescripción del "Ello" (p.78) en tanto ilusión de satisfacción incluso en una manos juntas, que "cobijan" (p.77); un derecho así, arrebatado a alguien, puede significar no conocer el nivel de hechura divina, creada o increada, no haberla experimentado cual ilusión de lo existente; se arrebata el derecho que ahora ya no existe, ni el amor, ni él, ni ella.
MEMORIA DE OTRO RETORNO
Entonces la revolución no es más que el eterno retorno de lo siempre nuevo e imposible; ella es la idea y él el símbolo heróico transmutado por la teoría hacia la utopía sin fin. "Antes de ser el estadio que mide el fracaso, la palabra revolución es para la hembra humana néctar de la embriaguez, estrado que enjuicia todo el idioma de la existencia, nada se le parece pues en el rostro de Dios no hay rostros, sólo un imperturbable reconocimiento a cuya voluntad se deben fijar el resto de las referencias." (pp. 82-83)
MEMORIA DE LA DESESPERANZA
El Eterno retorno en Nietzsche o la 'Menis' griega, en una 'Aie' o siempre repetida tragedia que "aliando desesperanza y muerte toma forma de venganza, consumándose en la destrucción de los actos asesinos o en el renunciamiento" (Claudia Zapata. De la posición femenina y la concertación, en Desde el Jardín de Freud. Número 4. UNAL. Bogotá. Colombia) es la misma memoria-cólera de la polis y cite griega; también es la misma ausencia de la mujer, procurada por aquellos quienes "temiendo el exceso femenino, controlan el suplicio de las madres, restringiendo su desamparo. De esta forma las mujeres en duelo son perseguidas por un discurso político que creyendo amenazada su estabilidad les asigna en la ocasión una posición particular: la de la ausencia." (Nicole Loraux. Les méres en deuil. París. citada por Claudia Zapata en Desde el Jardín de Freud. Número 4. p.204)
En este ensayo el nihilismo prefigura un despertar por un lado activo, por otro pasivo. El primero es del orden revolucionario de la utopía, creador, ilusionador, idealista, espiritual, mientras que el segundo representa la "decadencia y retroceso del poder del espíritu"; en ambos opera un encuentro con el otro o lo otro a través de la muerte de Dios nietzscheana, la primera anticristiandad occidental; es por eso que la mitología revolucionaria devenida en desesperanza, muerte y cinismo no existe sin la ilusión de la juventud.
"Un cadáver son muchos cuerpos, además... ¿ La esperanza...? ¿Sobre qué ruinas del sistema opresor se erigen los convivientes? Los seres habrán de hacer nuevas anchuras. ¡He aquí la lucha por el poder! ¡He aquí la ilusión de la construcción! Somos el mundo que hacemos."
También podemos, en última instancia, ser y participar en la hechura (poema, artesanía) divina, creada o in-creada.
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