JAVIER VILLEGAS/ CAJAMARCA - PERÚ/ LA CASA QUE SOY

 


EL INEXISTENTE/

De: Déjenme con las palabras.

No tiene memoria

para recordarse,

no tiene color para distinguirse,

invierte su raíz, se precipita,

de su estatura de hombre duda

y rueda como una piedra inaudita.

El inexistente,

se obvia en el viento, en la lluvia,

cuando el pan huye se desmadeja,

para no volver a ser él se desnuda,

siempre huye de sí y otra vez vuelve,

de un martes salta al jueves,

de sus dudas salta al viento,

luego vuelve quimérico,

con menos huesos en el pensamiento.

Quizás algún día muera,

y en su sepelio no habrá difunto.



NO TENGO NADA QUE DECIR A ESTA HORA/


Lambayeque, 19/12/2019 (2: 31 p. m.)

No tengo nada que decir a esta hora.

En mi puerta hay desolación, silencio.

Un año más desfila tras mis pasos,

otro viene, delante de mis ojos,

quizás la monotonía vuelva y me habite,

quizás tú me recuerdes

y decidas ser parte de mi ruta.

En este mundo es necesario estar acompañado,

ser solidario desde el tobillo hasta la ingle,

desde la ingle hasta la frente.

Hay tanto dolor y tanta muerte,

tanto niño sufriente, tanta protesta,

tanta lágrima en el mantel,

tantos zapatos en las calles,

aspirando un mundo diferente.

No tengo nada que decir a esta hora.

Tengo un nudo en la garganta,

una alegría pobrísima, mejor dicho, nada,

por ello callo, pero no declino,

¡estoy seguro, lo confirmo!

¡solo la poesía, lapidará a la muerte!



QUIÉN VINIERA CONMIGO/


De: Déjenme con las palabras (Inédito).

Quién viniera conmigo,

sin su miserable grandeza, 

sin oprobiosos desdenes, 

sin su ojo triste, su cariado diente, 

sin su cansancio en la columna,

en los latidos, los talones.

La amabilidad con el agua es urgente,

urgente la solidaridad en el viento,

la respiración en el fango ¡urgente!.

¡urgente sustituir la palabra muerte!

Quién viniera conmigo

con su oleaje de fuego,

para arder en las noches,

para librar de la orfandad nuestros cuerpos,

para ser libres en la libertad de los vientos.

Quien viniera conmigo, ¡que se apunte!



CUANDO NO ESTÉ/

Cuando no esté, 

la lluvia habrá borrado mi sombra, 

mis huellas, mi apetito de ser Dios,

otros fundamentos se tejerán

en la raíz silvestre de mi voz.

Cuando no esté,

no me juzguen, no argumenten nada, 

a veces anduve desnudo de mí,

otras veces me arropé de afecto

y caminé como un desterrado

o volé como un pájaro a mis propias entrañas.

A veces me sentí pretérito perfecto en un tiempo incierto,

otras veces una insólita sílaba pendiendo de la nada,

una gota humana sin goteo, 

un emigrante de la alegría al desconsuelo.

A veces simulé no sufrir de soledad,

me enaltecí como un hombre perfecto,

me empiné en todo tipo de falacias,

yo mismo era una falacia.

Cuando no esté…

¿Alguien podría indicarme,

cómo se construyen los adioses?



*

Javier Villegas Fernández. Nació en el caserío La Torre, distrito de Chiguirip, provincia de Chota, departamento de Cajamarca (Perú), el 3 de diciembre de 1955.

Ha participado en diversos eventos literarios en Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. Dirige CAZA PALABRAS: Taller de creatividad literaria, taller en el cual han participado niños/as, adolescentes y maestros de Perú, Ecuador y Colombia. Como promotor cultural, ha organizado diversos eventos en la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) – Lambayeque. Es mentor y organizador del Festival Internacional La Poesía se Eleva

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