POR: TES NEHUÉN/ ARGENTINA/LA ORFANDAD DESPINTADA/KARINA SACERDOTE/ARGENTINA/LA CASA QUE SOY


 RESEÑA/

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La propuesta de Sacerdote parece consistir en trazar un recorrido en el que lo real y lo imaginario converjan como elementos fundamentales del verso. Estos elementos adquieren expresión a través de dos voces primordiales: la de la niña vulnerada y la de la mujer emancipada. La voz de la niña se caracteriza por un lenguaje de ternura rota a través del cual se destila la anhelante búsqueda de afecto maternal. La voz de la mujer adulta exhibe una reconstitución de los deseos y una reorientación de la perspectiva. “Acaso un monstruo sea imprescindible / para afilar nuestros dientes”. Un monstruo, una reorientación de la conjunción de dos sentires. Quizá por eso, entrelazadas, estas dos voces representan una mirada renovada de la identidad que sirve para configurar un nuevo escenario para el diálogo integral en el presente. Este diálogo se ve representado a través de algunos poemas breves e intensos interpolados con otros más narrativos. Mediante un estilo distintivo, Sacerdote transforma la melancolía de la ausencia y nos invita a explorar las experiencias de la infancia desde una perspectiva bifurcada. Esta aproximación se erige sobre el lenguaje, que aprende a aceptar la herida como cualidad intrínseca a toda existencia.


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