RONALD BONILLA/ ROSTROS DE LA POESÍA COSTARRICENSE/ LA CASA QUE SOY

RECURSO DE AMPARO


Vengo a interponer, señor,

este recurso.

Hace noches y días,

en los solsticios y equinoccios,

cuando el viento ulula por entre las paredes

y desde los marasmos 

que se devuelven en poniente,

cuando la luna sangra inesperada

y el sol se hace un ovillo inquieto

que no podemos mirar,

en el eclipse, ante el abismo,

y cuando tomamos un libro

para leer los versos que dejara olvidados

un caminante en el destierro,

cuando platicamos con animales pequeños

que visitan el jardín 

o que aprisionamos

en nuestras cerradas viviendas,

hace tiempos, lo digo, 

cuando las estaciones

se cansan de reiterar sus costumbres,

y cuando llueve sobre los ventanales 

que miran la indigencia de las calles 

al pie de las montañas,

por donde no pasa siquiera el borracho

de la esquina.

Hace, como digo, señor Juez,

ante tanta soledad 

y tanta algarabía de los desconocidos,

que me pienso en poemas y poemas,

que no escapo a la metáfora indudable,

que invento símiles

que dan vuelta y vuelta al llavín de la locura,

que fabulo y confabulo, improviso,

invento el quicio, el resquicio y los rescoldos,

pongo en las imágenes el margen dorado del olvido,

amo y desamo, ato y desato, 

sueño y entresueño

para que no se desangren los caminos.


Y por eso,  porque las ciudades

tengan solo explosiones de fraternidad,

y el campo solo frutas y semillas 

para que el amor revene,

interpongo esta querella que me salve

y nos salve

de la ignominia del mundo del dinero.

Este andrajo de fe,

este recurso de amparo del poema.



De mi libro RECURSO DE AMPARO, 

EUNED 2019


*

HAY QUE NACER, NACER


Hay que nacer de nuevo

para recoger el cielo de la fruta,

o su botón de sed o tus pezones.


Hay que nacer, hay que nacer

para saber de la sustancia intangible del amor.

Hay que empujar a la matriz

para nacer al viento.

Hay que nacer, hay que nacer

como si volviésemos a naufragar entre la lágrima,

ya sin la carga del pasado 

tornándose destino:

aquí de pronto, sólo olvido te pertenece.

¡Sal de tu sangre a recorrer el sendero!


Hay que morir, hay que morir.

Después tus palabras

inventadas un viernes a ciegas

contra el mundo.

Hay que morir, hay que nacer,

saber hacia dónde,

sed del murciélago invertido

se desdobla en la espalda;

te levantas de los últimos sillones,

te pones los zapatos,

te urden hilachas, la sonrisa,

ese decir te quiero

cuando la noche obliga.


Hay que nacer de todo y contra todo

u por todo y hacia el silencio póstumo

del que revierte en canciones el secreto:

Todo está en tu frente como un ojo avizor

ante el abismo.


Yo seguiré cantando aunque estas huellas

de pronto se borren en invierno.


Hay que morir…morir…no ser,

escupir sin mancha,

socorrer sin nada a cambio,

oler  la rosa equidistante que prepara tu abrazo,

bautizar los hijos quizá como conjuro.

Hay que dormir, dormir, soñar,

ser el anciano que está empezando a caminar,

con sus anteojos, sus muletas,

su licorcito escondido, sus metáforas,

su cicuta perfecta, su camino de luces

para volver a nacer cuando recoja

las últimas cosechas del olvido.


De apuntes para un grafiti.

 EUNA 2014. Premio UNA PALABRA 2013


*

LA LEYENDA DEL HOMBRE LOBO


Ya no soy el lobo

que atisbaba aullando en tu ventana.

Una noche quitaste la cancela

de la puerta de atrás

y otra abriste el pórtico

para que entrase sin ser visto,

luego, una y otra vez,

hasta convertirme en este perro faldero

que eventualmente lame tus tobillos,

que duerme a veces manso a tus orillas

y que a veces emite unos ladridos inseguros

que pretenden protegerte del bullicio

de la calle y del vecino.


Ahora, ya perdida la manada,

olisqueo en la penumbra

tu paso de hembra desvestida

y pongo mi lomo a tu disposición,

para que subas a la antigua terraza

de tus mórbidos recuerdos.


Sólo que entonces,

más entonces que ahora,

escapo por el tímido boquete para el gato

y salgo en pos de las lobeznas

que oscuras aguardan en sus tórridos zaguanes,

así vuelvo a ser el lobo de los viernes,

o el joven de esa calle que hirsuto

levanta las faldas de las idas colegialas

con el viento.



De mi libro LOS ULTIMOS CUERVOS, 2018 EUNED


*

VENDIMIA DE FE


A Gonzalo


Mi hermano está marcado

por sus lejanías:

su dolor de violonchelo aún se sigue astillando 

en las tardes suspensas de estas llluvias,

y quizá siga vibrando

en este país de pobres apariencias

que ya él dejó tendido

en los alambres rotos de la infancia.


Y yo que esto atado más allá de la sangre

a ese su espejismo de ser casi suficiente

desde la sed solidaria,

ahora también me rasgaré

desde la médula invisible

que nos levanta y reúne

con ese Dios que intuimos

desde las estaciones inciertas del ayer.


Pero mi hermano está marcado

por esas ocres distancias.

Tanta cercanía le dispensa su amor

y, sin embargo,

los que aquí a veces transigimos con la vida,

apenas sospechamos sus íngrimos dolores.

Él es como su arco inverosímil

rasgando plenitudes. Su palabra

nos amalgama desde lejos: es la vendimia

cuando se recoge de pronto

ante el amago de muerte incomprensible,

quizá un paso,

una cuerda en vilo ante la luz

que todos estamos tensando,

caminantes imprecisos,

hermanos de tantas memorias

que ya nadie permuta con la fragilidad.

Hoy volvemos a nacer

quizá para el perdón,

o para ser solo

el campanario festivo del amor.


De mi libro SED DE OTRAS PIEDRAS. EUNED, 2012


***

Ronald Bonilla (San José Costa Rica, 1951)

Premio Magón de Cultura 2015, Premio Nacional de literatura Aquileo J. Echeverría en poesía 2001. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán en poesía 2001-2002. Premio de poesía Lisímaco Chavarría, primera edición, 2003. Premio Una Palabra en poesía 2013. Finalista del VIII PREMIO DE POESÍA PILAR FERNÁNEZ LABRADOR; 2019, Salamanca, España. Finalista al VIII Premio Internacional de poesía Jovellanos: el mejor poema del mundo, 2021. Ha publicado 18 libros de poesía. Es coautor del Manifiesto trascendentalista y poesía de sus autores (1977). Está incluido  en múltiples antologías nacionales y foráneas. Su poesía ha sido traducida parcialmente al inglés, catalán, italiano, portugués, japonés y coreano. Es fundador y coordinador del Grupo Literario Poiesis y de sus talleres. Es Presidente de la Editorial Poiesis.  Fue Presidente de la Asociación de Autores de C. R. y directivo de la Editorial Costa Rica. Fue uno de los coordinadores del taller del Círculo de Poetas Costarricenses. Ha representado al país en encuentros literarios y festivales poéticos en México, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Cuba y Colombia. Y en festivales virtuales durante la pandemia en Miami, Perú y España. En agosto 2022 se publica el primer tomo de su poesía en marcha: Tiempos sin sombra, con la Editorial de la EUNED, libro que recoge sus primeros cinco poemarios. 


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