POR: JUAN FERNANDO AUQUILLA/ECUADOR/DÍAS DE LA VIDA/CIEN MICROCUENTOS/JORGE DÁVILA . V/ECUADOR/LA CASA QUE SOY

 












Lo espectral y lo sacro en las micro narraciones de Jorge Dávila V.


Los hilos narrativos tradicionales de inicio, nudo y desenlace no necesariamente se convierten en la única forma de decir. Las secuencias narrativas, según Tzvetan Todorov (1981) aparecen de varias maneras y rompen con la normalidad o estabilidad de los personajes, los cuales luego de un elemento inesperado enfrentan otra realidad e intentan volver a su status quo, esto produce en el lector un acompañamiento; así como, una identificación, una contemplación, argumentación, des echamiento, etc., en función de sus gustos lectores, su conocimiento y expectativas. 

La propuesta de Todorov se enlaza con la de Joseph Campbell, citado por Chamorro (2019) quien propone la idea de que todas las narraciones, los mitos, se enmarcan en una estructura a la que denomina El héroe de mil caras o la idea genésica de que existe un solo mito reinterpretado. Campbell propone un personaje al que denomina héroe quien parte de un momento histórico y enfrenta otra realidad, tal como lo propone Todorov. De otro lado, Vladimir Propp (1998) también se refiere a la estructura narrativa, que parte de una pérdida, ya sea de un familiar, un objeto o un elemento que rompe con la normalidad del personaje o personajes principales. Nótese los aportes desde el estructuralismo para la construcción de personajes, topografías, cronografías, etc., todo esto desde las figuras literarias que permiten construir tramas y relatos que atrapen a los lectores.

La Literatura debe reinventar y reinventarse continuamente, pues el aporte social en el que se inserta desde el plano educativo es fundamental. Las secuencias paralelas, circulares, yuxtapuestas no han perdido su valor, sino que han sido marginadas, bajo las consignas de “escriba un cuento con inicio, nudo y desenlace” no son pertinentes. Tampoco se trata de que los docentes trasmitan conceptos literarios a los estudiantes, con la idea de trasmisión per se, pues la utilidad que le den los estudiantes convertirá a la teoría literaria en una herramienta para producir aprendizajes significativos. Me explico a través de interrogantes ¿qué hace un estudiante con el concepto de palimpsesto?, ¿para qué sirve que un estudiante sepa lo que es una diégesis?, ¿un final abierto?, ¿un silencio narrativo? Por lo anterior, se trata naturalmente de conocer la teoría, pero sirve de manera fundamental el saber hacer algo con lo que se conoce; de ahí que lo que se conoce debe construir un tejido dialógico con el conocimiento y el hacer; en este caso con la escritura o análisis de narraciones dentro y fuera del aula desde los recursos y los fines educativos que se persiguen en el contexto áulico.

Ahora bien, en el terreno de lo micro, de lo fugaz, de lo instantáneo tan apegado a las situaciones humanas actuales, en donde lo extenso pierde de a poco su espacio; la escritura o análisis literario de los estudiantes desde los microcuentos se observa desde otras aristas y surgen otros conceptos, también estructuralistas, para potenciar la lectura y la escritura: los silencios narrativos, la economía del lenguaje, los finales inesperados, etc. Pero, también surgen elementos ligados a los intereses comunicativos, este enfoque comunicativo que propone un estudio metalingüístico y pragmático que recupera los contextos sociales y los saberes de los actores educativos para generar discursos no solamente desde la forma, sino desde las intenciones comunicativas y los efectos que producen en contextos diversos.

Veamos la producción escrita de Jorge Dávila Vázquez (1947), escritor ecuatoriano, desde la óptica de lo micro. Dávila publica en el 2022 un libro de cien microrrelatos y la edición presenta varios nichos discursivos entre los que se destacan relatos cotidianos, oníricos, trascendencia, lo espectral, la relación con la Literatura, los mundos fantásticos etc. En este análisis nos centraremos en la presencia fantasmagórica y la escritura de Jorge Dávila Vázquez, en concreto el micro cuento “El abuelo” (2022):

Anita jugaba con las chicas de la hacienda. De pronto escuchó galope de caballos. Un hombre anciano que montaba un hermoso alazán le dijo que era su abuelo. Ella no tuvo tiempo de pensar en que no tenía un abuelo vivo. Se fijó en el señor, con su poncho de Castilla a rayas blancas y azules y su sombrero de fieltro negro.

-¡Dile a tu abuela, de mi parte, que necesito un par de misas! Ordenó. Cuídate. ¡Adiós!- Y se alejó en su veloz caballo.

La familia escuchó su mensaje con asombro.

-¡Papacito! Dijeron las tiwwwas y le explicaron que había muerto antes de que ella naciera.

No lo comprendió hasta muchos años después, al mirar una vieja foto.

-¡Era él! -dijo con seguridad.

- Murió antes de que nacieras- cortó Rosa de Alejandría, una de las tías, evitando así todo comentario o recuerdo. (Dávila, 2022)

Dávila irrumpe la realidad narrativa con un espacio sugerido, un afuera, que más tarde se contrapone con un adentro tanto físico como con adentro del silencio del personaje Anita. La narración se ubica en una hacienda y el silencio narrativo juega con la temporalidad, mediante el uso del conector temporal “hasta muchos años después, al mirar una vieja foto” (2022). Genette, citado por Chamorro (2009) propone, en relación a los tiempos narrativos una clasificación que va desde el tiempo ulterior, anterior, simultáneo e intercalado. Según esta perspectiva Dávila sitúa la narración en un tiempo ulterior, pero que se desdobla en dos tiempos ulteriores: el momento del encuentro espectral; una ruptura con la conciencia física de las  existencias, el abuelo que proviene de algún lugar y el espacio de juegos de la niña, y en un salto temporal, aún en el pasado, la contemplación de una fotografía; pero, no queda ahí, pues hay un tiempo ulterior a los dos “Murió antes de que nacieras”, hay un juego narrativo temporal cercano a una caja china, en el que el lector debe encontrar el hilo de la temporalidad, para ubicar los personajes y reconstruirlos desde su imaginario de un presente lector.

El recurso de la construcción de los personajes simbólicos desde lo espectral en Dávila presenta una recurrencia; basta echar una mirada a su producción en la que el lector encontrará este leitmotiv en su narrativa extensa y en sus micro narraciones. Dávila construye sus personajes fantasmagóricos desde lo cotidiano, desde lo coloquial, desde las descripciones (prosopografías) o etopeyas que no causan extrañeza, sino que se enlazan con la impronta de la literatura fantástica, real maravillosa y el realismo mágico que está presente en la cotidianeidad y en la Literatura latinoamericana. En el cuento “El abuelo”, Dávila ubica al espectro con una vestimenta cercana a lo diario, en una hacienda serrana y el uso del dialecto propio con la palabra “papacito” que presenta el diminutivo para causar cercanía, y proponer un trato cordial, propio y común del lenguaje del sur ecuatoriano.

Existe también un guiño a las construcciones de imaginarios religiosos: “-¡Dile a tu abuela, de mi parte, que necesito un par de misas!” (2022). En primer término, me interesa, estilísticamente, analizar el uso del verbo en imperativo que marca una distancia de roles, una jerarquía de orden abuelo-nieta, pues el imaginario social construye hilos discursivos de autoridad y sumisión y Dávila recurre a una imagen muy cercana, para que se cumpla el hecho de recibir “un par de misas” (2022). Ahora bien, por otro lado, la expiación de los pecados del abuelo se la puede conseguir mediante las misas. En la religiosidad el efecto de las misas permanece en la actualidad. “Pagar la misa” para que el finado descanse en paz o como recuerdo de su muerte, su santoral, el día de muertos, etc., es una práctica muy común en el imaginario social vinculado a la religión católica.

Finalmente, El análisis de la literatura debe trascender desde la forma hacia la intención comunicativa de los autores y la Literatura; debe también proponer espacios de creación en donde los estudiantes cuenten con los elementos teóricos y puedan llevarlos a sus escritos, ya sean como ejercicios académicos o como una entrada a la escritura literaria como una forma de expresión propia y contextualizada. Las micro narraciones son esos nichos de lectura y reflexión que fomentan nuevas formas de escritura, lectura y reedificación constantes, por lo que en las Unidades Educativas, por ejemplo deben ser objetos didácticos que provoquen la ruptura de la lectura y escritura tradicionales en las aulas y fomenten nuevas miradas del hecho lector.

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