ESTHELA CALDERÓN/ ROSTROS DE LA POESÍA NICARAGÜENSE/ LA CASA QUE SOY

 

*

DECÍA MI ABUELA

Las verdades se leen en la frente,

y las mentiras en un palo de Caimito.


Debajo de ellos, hay un mundo anaranjado

con su Luna café.

El Sol arde por encima con rayos verdes,

y le cuelgan estrellas con senos morados

repletos de leche.


Los pájaros que ahí viven  

son orgullosos de la belleza inexacta de su casa.

De rama en rama, van poniendo serenatas.


¡Árbol tan engañoso!

Con dedos de brillante sombra, 

nos llamaba a todos los chavalos

para que cruzáramos sin permiso aquel cerco 

y bebiéramos su leche.  


Nuestra boca, entonces,

se volvía morada como sus senos. 

Ya no podíamos mentir, 

aunque nos tapáramos la frente. 

 

(Del Soplo de Corriente Vital 2008)


*

DOGMA DE FE

Creo en los amaneceres de los recios bejucos de Yagube

y las refulgentes hojas de Chacruna, cuyo espíritu de selva

ha de purgar el mundo penitente de los Shipibos.


Creo en el nacimiento de las Passifloras y las Magnolias

de las Calas y Alhelíes de inusitadas imágenes y esencias

que nos esclarecen la imperfección de la raza humana. 


Creo en el ilimitado pensamiento de la floresta 

 y en la compasión incalculable de los animales

que aportan el orden sensato que precisa el universo.  


Confío en el escarmiento brutal a nuestra especie

por la inmerecida evolución que recibimos. 

En algún lugar, alguien de nuevo 

debe inventar otra fórmula. 


(De Coyol quebrado, 2012)


*

SIN RECUERDO

Estaba sentado un tintero 

frente a una hoja en blanco.

Hablaba con ella por largas horas 

para que le permitiera pintar unos trazos 

no excesivos de vacíos y llantos. 


¿Para qué pedir permiso?

¿Qué se podría escribir en una página

que ignora el perfume del árbol que fue?

(preguntó abruptamente la hoja)


La palabra montaña, sería perfecta.

(respondió la negra voz del tintero) 

La palabra montaña con su vacío de bosques 

y los llantos de los pájaros. 

 

(de Antología Los huesos de mi abuelo 2018)


*

LEYENDA URBANA

Dicen que no hace mucho tiempo

un país pequeño arrancó la frontera

y huyó de su bandera, de su moneda y de su himno.

Lo siguieron los Guardabarrancos y los Sacuanjoches,

los Gatos ruidosos que vivían en los techos, 

los Perros sin dueños que merodeaban en los mercados

y los Caballos famélicos apaleados por sus dueños.

Metió en su maleta al río con sus Tortugas, 

Mojarras y Caracoles que no querían quedarse.


Subió sobre su cabeza 

un saco lleno de leales semillas y granos.

Se fue.


Cuando los habitantes se dieron cuenta del abandono

ya era demasiado tarde.

Nadie sabía nada de nada.


Entonces, metieron nuevamente 

sus alargados cuellos de caucho

en los opulentos huecos de mierda y basura 

que les pertenecían.  


(De Leyenda urbana, 2019)


***

Esthela Calderón (Nicaragua, 1970) poeta y artista visual. Autora de varios libros entre ellos: Soplo de corriente vital (2008), Coyol quebrado (2012), la antología bilingüe de su poesía seleccionada Los huesos de mi abuelo (2018), Leyenda Urbana (2019) y Colmena de papel / Paper Beehive (Poesía
y pintura, 2022) que ha sido designado como “El mejor libro internacional de poesía publicado en el 2022 por Amargord Ediciones de España”. Su poesía ha sido antologada en: The Mind of Plants: Narratives of Vegetal intelligence, Ayahuasca Reader: Encounters with the Amazon´s Sacred Vine, así como también en El consumo de lo que somos: muestra de poesía ecológica hispánica contemporánea, Ghost Fishing: An Eco-Justice Poetry Anthology, The Latin American Eco-Cultural Reader, Naturaleza poética y La poesía de los árboles. Su labor literaria está enfocada en la eco-poesía, el medioambiente y la etnobotánica. 




Share:

0 comentarios